Thursday, November 17, 2011

Análisis: Supremacy MMA - Xbox 360

Kung Fu Factory es la relativamente desconocida desarrolladora que se embarcó en la producción de Supremacy MMA, un título de lucha con un marcado carácter arcade, que ha acabado trayéndonos una propuesta que promete innovación y buenas ideas a aplicar en el género, pero que en generar se queda por debajo de la media exigible.

Es posible, como en mi caso, que el juego despierte interés por su propuesta inicial, la de adentrarnos en el mundo de los combates virtuales de la forma más visceral posible, basándose en historias de la calle, luchadores reales que han superado la precariedad y las desgracias de vidas marcadas por la marginalidad gracias a la lucha como vía de escape.


Este planteamiento inicial que se presenta como una narrativa potencialmente fructífera, se acaba quedando en ascuas cuando vemos que el desarrollo de las historias de cada luchador se acaba reduciendo a unas sobrias tiras de cómic entre combate y combate que nos explican el avance, en lugar de unas cinemáticas creadas con un sentido de la dirección tras de sí. El reclamo es claro, Supremacy MMA nos invita a meternos en la piel de estos luchadores de barrio para simplemente destrozar, aporrear y machacar al contrario. De esta manera se nos vende literalmente una violencia gratuita, en la que cuesta encontrar un trasfondo más allá del de hacer sangrar al rival por puro gusto… aquí no existe el espectáculo de WWF, ni el desarrollo narrativo de personajes de otros arcades de lucha. Simplemente es pegar por pegar hasta que uno de los dos caiga inconsciente.


El aspecto gráfico llama la atención en primera instancia por el tono sobrio y marginal de los luchadores y escenarios. Pero más allá de este primer contacto, nos damos cuenta de que nunca saldremos de este tipo de entornos decadentes: suburbios, callejones o el ring de un gimnasio de mala muerte es todo lo que el juego nos presenta a nivel de escenografía, algo que no plasma la supuesta progresión en la vida de los luchadores hacia una merecida fama a base de combates. Nos limitamos a cruzarnos con un luchador tras otro intercambiando golpes en estos escenarios, en los que nada es destructible y utilizable como elemento en la pelea, hasta llegar al final de la historia de cada personaje, que acaba siendo un calco de la del otro a nivel de trasfondo o moraleja (como os digo inexistente).


Y hablando de calcos, no es muy comprensible que se hayan desarrollado catorce perfiles de luchador diferentes (doce hombres y dos mujeres), con estilos de lucha diversos, cuando en la práctica todos luchan exactamente igual. Animaciones muy similares, misma contundencia en los golpes sin una diferenciación en los daños de cada uno y pocas posibilidades a nivel de combos o estrategias de combate. En Supremacy no tiene sentido especializarse con un luchador u otro, todos pelean exactamente igual, por lo que la decisión se reduce al perfil físico que más nos atraiga.


Donde sí puede apreciarse un intento de innovación es en el planteamiento arcade de las peleas, que apuestan por combates rápidos y dinámicos basados en el uso de los cuatro botones del pad para ejecutar patadas, puñetazos y agarres, sumados a la posibilidad de bloquear los ataques del enemigo, e incluso llevar a cabo especiales en un momento dado de la batalla. El problema llega en el momento de traducir dichas acciones de nuestras manos al personaje, y es que la jugabilidad falla en este sentido, dejando la sensación de que el luchador no ofrece una respuesta correcta a nuestras órdenes y de que, en el fondo, los combates se acaben reduciendo a ver quien es capaz de atizar más, carentes de cualquier tipo de estrategia.


La sensación es que la idea guarda potencial. El filón de los luchadores, basados en personajes reales, y la posibilidad de mostrar historias mucho más dramáticas y realistas que las que encontramos en otras propuestas similares, son elementos que podrían haber llevado a Supremacy MMA a ser un buen juego, pero el resto de apartados hubieran necesitado ser pulidos, sobretodo a nivel de jugabilidad, para acercarlo a los grandes del género. Me quedo con el deseo de que mantengan estética y temáticas para dar un giro al resto de elementos y convertirlo en un futuro en un producto más completo, o al menos sin algunas de las carencias básicas que muestra. Gustará a aquellos que disfruten con un estilo visceral, directo y poco profundo de combate, aderezado con una buena dosis de brutalidad (demasiada, y gratuita para mi gusto).



NOTA FINAL:
5.5/10
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